Tras unos años
extremadamente duros para gran parte de los dueños de las más de 15.500 casas
rurales presentes en España, parece que se comienza a vislumbrar la luz al
final de un largo túnel que comenzó allá por el año 2009, pero que dejo su
huellas especialmente durante los años 2012 y 2013 con caídas en el número de
pernoctaciones en alojamientos rurales de un 2,5% y un 7,7% respectivamente
durante esos años.
La crisis económica golpeó
con especial dureza un sector que depende de forma excesiva en el turista
nacional, suponiendo el 85% de los clientes de alojamientos rurales y que
concentran sus reservas en períodos de vacaciones o puentes.
Para paliar los efectos de
la crisis y buscar atraer clientes, muchos de los propietarios de casas rurales
se vieron obligados a rebajar mucho los precios y hacer ofertas agresivas para
sobrevivir.
Dos años seguidos de
crecimientos en el número de pernoctaciones confirman la recuperación de un
sector que no obstante no puede relajarse. "La crisis ha
puesto de manifiesto las debilidades y los retos a que se enfrenta el turismo
rural". Y es que se ha visto como los problemas de este sector no son
solamente fruto de la situación, sino en gran parte estructurales, de la forma
en la que suele trabajar este área.
La promoción, una parte fundamental
del negocio, es muchas veces ninguneada con una inversión en publicidad mínima
y con sólo un 43,3% de propietarios de alojamientos rurales que se dedican en
exclusiva a gestionarlos.
La promoción por parte de
las autoridades de la oferta de turismo rural es también insuficiente según los
expertos, algo en lo que se diferencian y nos aventajan enormemente países como
Italia o Francia y que provoca que todo aquello alejado del tradicional “sol y
playa”, lugares donde la crisis del sector ha sido más leve, sea ninguneado y
prácticamente desconocido para el turista extranjero.
Destinos del interior del
país con una amplia oferta cultural y de naturaleza como Albacete o Extremadura son olvidados por las instituciones y desconocidos por los turistas,
especialmente los extranjeros.
Por tanto para que el sector
sea competitivo es necesario adaptarse y igualarse con los países de nuestro
entorno a nivel de profesionalización, con dedicación exclusiva por parte de
los propietarios y una mayor modernización en cuanto a las posibilidades que
ofrece internet en cuanto a gestión de reservas y a publicidad, el aumento de
la oferta para una clientela diferenciada, como turismo de aventura o
romántico, y la prioritaria atracción de turismo extranjero.
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